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dc.date.issued2015-03-20
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/20.500.11777/623
dc.description.abstractEn una clase muy productiva y característica de la Ibero, la química María Eugenia Arrechu comentaba que existía cierta igualdad de oportunidades entre comunidades urbanas y semiurbanas, pero la ex alumna Adriana White Arnauda expuso la situación que su papá veía a diario como profesor en un bachillerato general en una comunidad relativamente cercana a la capital de Puebla, donde la actividad económica gira en torno a la maquila, la construcción y el campo, con salarios bajos, que oscilan entre los 600 y 1 000 pesos semanales, con cero prestaciones; donde estudiar el nivel secundario ya era un enorme logro, no hablemos de la universidad, porque con las pocas ofertas cercanas a la comunidad, hace diez años, y el salario tan bajo, la única salida era ingresar a un taller de costura como la más cómoda opción, de aprendiz de albañil o campesino, así, día tras día por muchos… muchos años, con el alcoholismo tan al alcance de todos y a cualquier edad.
dc.language.isoEspañolen_US
dc.titleLa Beca Padre Pedro Arrupe como generadora de nuevos horizontesen_US
dc.typeArtículoen_US
dc.contributor.authorIslas Rodríguez, Nadia Alejandrina
dc.date.accessioned2015-03-20T18:13:30Z
dc.date.available2015-03-20T18:13:30Z


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