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dc.date.issued2018
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/20.500.11777/3717
dc.description.abstractElegí a Luisa Valenzuela por muchos motivos. El primero, porque es mujer, así es que ve el mundo y lo plantea de una forma más cercana a como lo vería y lo plantearía yo. El segundo, porque es una escritora profunda, pero no rebuscada. Encuentro en sus relatos y en su escritura la sencillez de la vida cotidiana, el dolor común de los seres humanos y la maldad de los poderosos. Y, el tercero, porque, a pesar de que no soy feminista en lo más mínimo, me gusta su forma de burlarse del machismo, la irreverencia con que analiza y cuenta la relación hombre-mujer en una época en la que se podía traducir a relación verdugo-víctima. Su obra responde a inquietudes sociales que, si bien toca temas menos profundos en algunos cuentos, casi ninguno se escapa de ese detalle que hace reflexionar. Se puede hurgar con bastante facilidad en los personajes para encontrar -entre líneas algunas veces- esa protesta, esa incomodidad e injusticia que, sin duda, marcó una época en Latinoamérica, y de la cual Luisa Valenzuela es una gran exponente. El miedo y el dolor no suelen ser los temas fundamentales de sus cuentos, pero siempre hay un destello de ellos. Ahí se hacen presentes; se pueden oler en cada relato. Es una literatura de denuncia, que cuenta los horrores cometidos, que da una esperanza a los oprimidos, que no tienen ni voz ni libertad para expresarse. No es panfletaria, no va de la mano ni con el poder opositor ni es bandera de ningún grupo. Cuenta lo que ve y lo que percibe de lo que sienten los otros: Es como un pulso social. Tiene una mirada distinta: esa que da el exilio. Lo sufrió en carne propia, pero luego la distancia le permitió hacer un análisis más objetivo, más libre. Por todo lo anterior, pretendo trabajar en esta tesis con la siguiente hipótesis: A raíz del contexto histórico en el que se desarrolla la existencia de Luisa Valenzuela, el miedo y el dolor, sin ser los protagonistas, son los ejes que marcan su creación literaria. Para justificar este trabajo, puedo decir que hablar de algo intentando no ser influenciado por la crítica y los comentarios que se encuentran por cualquier lado en estos tiempos, es un tanto complicado. Sin embargo, Luisa Valenzuela es totalmente nueva para mí. Es una autora a la que, al menos en México, no la ha constreñido ese boom latinoamericano que rodeó a tantos autores y de los que tenemos bastante información. Hice una primera lectura de su obra Cambio de armas con la precaución de no leer nada de lo que se ha dicho sobre ella, su historia y su obra. Y así, sin más percepción que la propia, puedo decir que es una autora que escribe desde el miedo y sobre el miedo, a la que se le nota renglón por renglón ese sufrimiento social, esa vida clandestina y llena de censura, de auto censura generada por el exilio y el miedo del exiliado. Con esto no quiero decir que su propuesta no sea valiente o de denuncia social: todo lo contrario. En sus personajes encontramos gente, en su mayoría mujeres, valientes, con una vida cotidiana cortada y atemorizada por los regímenes políticos latinoamericanos. Pero que los personajes sean combativos y arriesgados, no quiere decir que no tengan miedo. Y el miedo se respira entre sus páginas. Luisa Valenzuela es hija de una famosa escritora argentina (Luisa Mercedes Levison). Se crió y creció entre libros, tertulias literarias y escritores. Empezó a escribir a los 19 años y, sin duda, la marcó el contexto histórico: la Argentina autoritaria y militar, la persecución y hasta el exilio. A pesar de este miedo, de esta censura, la literatura de Valenzuela no es aburrida, no es “panfletaría”. Sus historias son amenas, sus personajes entrañables, sensuales, misteriosos, complicados. Está en una búsqueda constante del yo a través de los otros. Sus personajes tratan de definirse mediante el lenguaje que los domina: Se involucran con asesinos. Rompen con las opresiones. Están en una constante denuncia. La autora utiliza el lenguaje como un arma contestataria. Su literatura es una literatura de propuestas que rompe esquemas y propone cambios. Los temas que aborda no son sencillos. El dolor nunca es sencillo. Es una obra que se amolda a cualquier lugar, a cualquier batalla. No da nombres propios, no define nacionalidad, no se adentra en un conflicto en particular. Entendemos, por su prefiguración, que habla de Argentina, de Latinoamérica, de una época determinada, pero su planteamiento es universal. El dolor, la opresión, el conflicto, el abuso son universales; aplican a cualquier sociedad y a cualquier pueblo que los hayan padecido. Al leer sus historias, da igual si el opresor se llama Augusto, Perón o Francisco. Lo importante es lo que Valenzuela nos narra: el interior del personaje, lo que vive, lo que siente. Cómo se planta frente al conflicto, cómo lo vive. Cómo le hace conciencia, al lector, de una realidad desgarradora por medio de la literatura. Ella es hija o miembro de una generación que fue silenciada por la censura o la autocensura que es aún peor. Se hace preguntas como: ¿Qué es lo que te calla? ¿Dónde está la censura interior? Es testigo de ese secreto a voces que tanto vivieron los latinoamericanos, que sufrieron la injusticia en carne propia y se encontraban amordazados, atados de manos para denunciarla. Luisa Valenzuela encuentra en la escritura ese micrófono por medio del cual hace una ficción del dolor, se burla de él, satiriza la realidad, el autoritarismo, lo aterrador, lo macabro.es_MX
dc.language.isoEspañoles_MX
dc.subjectLiteratura argentina - Siglo XXes_MX
dc.subjectCuentos latinoamericanoses_MX
dc.subjectValenzuela, Luisa, 1938 -Crítica e interpretaciónes_MX
dc.titleUna mirada desde el miedo y el dolor en los cuentos de Luisa Valenzuela.es_MX
dc.typeTesises_MX
dc.contributor.authorGómez Álvarez, María de la Luz
dc.date.accessioned2018-08-23T16:37:53Z
dc.date.available2018-08-23T16:37:53Z


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