dc.description.abstract | Poco a poco, la sociedad ha ido apartándose de los valores éticos, morales y culturales que antes le servían
de fundamento como elemento cohesionador de las relaciones comunales, grupales, familiares e
individuales. Lo anterior no siempre es malo; podemos ver con gusto cómo ciertas costumbres o valores
que en el pasado eran aceptados o vistos como buenos van evolucionando o paulatinamente se van
desechando; como son la homofobia, la discriminación, el maltrato a las mujeres, etcétera. Aunque, si
bien no se ha llegado a un nivel óptimo de respeto e igualdad, podemos decir que ha habido avances,
si lo comparamos con lo que sucedía hace veinte o treinta años.
Hay otros valores que sí deberían de ser rescatados debido a su importancia en el manejo de las relaciones
humanas, pero se van olvidando, tergiversando o relegando por considerarse poco importantes. Una
muestra de la airmación anterior es lo relativo al comportamiento ético de la ciudadanía; por ejemplo, en
la educación básica, las escuelas abandonaron materias como el civismo; en las instituciones de educación
superior, también se han descartado las materias ilosóicas o deontológicas de las respectivas carreras. Tal
situación ha llegado a cursos de posgrado, como nos demuestra el plan de estudios 2014 de la Escuela
Judicial del Instituto de la Judicatura Federal, que eliminó la materia de ética judicial que se enseñaba al
estudiantado (futuros profesionistas de la justicia) para crear un currículo totalmente técnico, alejado de
una educación humanista. | |