dc.description.abstract | En la actualidad es común escuchar como terapeuta la problemática que aqueja a los pacientes,
muchos de ellos, ya sean hombres o mujeres, jóvenes o adultos, refieren llegar por problemas
de pareja. En el censo que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se observa
que cada año sube la tasa de divorcios a lo largo del país, tan solo en el 2015 se llegó a un
total de 121,883 divorcios legales, subiendo un promedio de 10,000 divorcios a comparación con el
año 2014.
Dentro de los problemas de pareja encontramos también un discurso de dificultades en la
comunicación, sobre esto Roche (2009) menciona: “Está privilegiándose cada vez más el papel de
la comunicación como el aspecto más útil, no solo para observar y explicar la conducta y relaciones
de las parejas sino para trabajar terapéuticamente con ellas. No en balde, la carencia de comunicación
es la queja más común de las parejas.”
Villanueva (2012) también nos explica sobre la importancia de una buena comunicación:
“Si no hay claridad en la comunicación, las mujeres comienzan a interpretar las cosas de forma negativa
(malinterpretar) como el que no hay amor (desamor)”. Eva (pseudónimo del paciente en
cuestión) en múltiples ocasiones menciona en terapia que no siente el cariño de su esposo, se siente
rechazada por él, menciona también varias veces que no es fácil tener una conversación donde los
puntos de vista son diferentes.
Ahora bien, todo tiene un comienzo, en el modelo sistémico, sabemos que un miembro del
sistema es quien carga con el peso de la familia, éste es el paciente identificado. Andolfi (1995)
define que “el comportamiento sintomático del miembro escogido contribuye a canalizar sobre él la
tensión, en un momento particularmente riesgoso para la estabilidad del grupo en su conjunto”. Claramente
Eva, en el sistema, desempeña éste rol, desde niña ha tenido fuertes dolores de cabeza,
desviando la atención de los problemas relacionales de los padres: una familia en riesgo.
Desde el núcleo familiar de Eva ya se encontraban patrones que podemos observar, estas
son, las reglas de la familia, donde Andolfi (1979) nos dice que “los miembros de la familia aprenden
lo que está permitido y lo que está prohibido en una relación hasta que una definición más estable
de relaciones evolucione.”
Para Eva, ésta nueva definición de las reglas, las encontró en el que sería su esposo. Ella
decidió casarse por amor, además de pensar que su vida mejoraría de ésta manera, cambiaría lo que
en su familia estaba prohibido, así Satir (1991) concluye, “estoy segura de que tenías la idea de que
las cosas mejorarán mucho al casarte; estos sueños forman parte de la arquitectura de la familia que
decidiste crear”.
Así, podemos observar a través de varios académicos que los problemas de pareja es una de
las problemáticas más comunes que los pacientes llevan a terapia, y aunque ésta problemática ha
existido desde el inicio de la vida humana, es ahora cuando más probabilidad de divorcios existe, la
apertura de la sociedad ante una separación es más común ahora, así como el de encontrar una nueva pareja. | es_MX |